lunes, 7 de diciembre de 2009

CATEGORIAS GENERALES

Aristóteles

Aristóteles de Aristótelia, filósofo natural y sin conservadores, nunca estuvo de acuerdo con las ideas de su antecesor, se le hacían muy “platónicas” y se puso a concebir el arte, en especial la literatura, y en especial el teatro, única literatura que los analfabetos griegos entendían y disfrutaban por que veían traiciones, incestos y toda clase de vulgaridades en honor a Baco, como no, dios de la cerveza, con tres categorías que lo hacían arte.

  • Poiesis. O sea, algo de originalidad y creatividad. A este filósofo le tocaba los huevos leer tanto cliché en las obras que llegaban desde provincias aledañas, que si alguien con una patada giratoria había inventado el parnaso, o que si Poseidón había castigado a Ulises porque entre su tripulación estaba cierto tío. La poiesis (léase pollesis, de pollo) invita al autor a ser un poco original y hacer las cosas bien, o que mejor no haga nada.
  • Verosimilitud. Que las cosas parezcan reales aunque sean sólo una sarta de estupideces y sin sentidos. Quería decir no que dijeras la verdad, pues así no estarías haciendo literatura sino un periódico, sino que lo que contaras pareciera verdad y que el pueblo se lo tragara como si hubiera pasado, justo como los discursos políticos. La Inciclopedia NO es verosímil porque de serlo no sería verdadera, así como la Wikipedia es verosímil pero es falsa como el espagueti de lasaña.

  • Todo esto venía en su Poética, en su Comedia venía lo contrario, pero Disney encontró ese libro perdido donde manejaba el exceso de clichés, la inversomitilud y la anticatársis, y lo usó en sus películas.
    Catarsis.
    Te tumba pero te levanta. Más que un buen medicamento, es algo que juega con tus emociones como espectador o lector, de la manera más cruel, despótica y utilitarista posible. En los primeros actos puedes contemplar a un perrito que vive feliz con su familia perruna, luego te llevan a las lágrimas cuando te presentan a ese cachorro arrancado del cariño de su casa para ser llevado a trabajar a una plantación de tabaco de Missisipi. Luego te hacen sentir bien cuando hay descubre a su verdadero amor en la figura de la hija del capataz, pero al final la hija se casa con un rico Conde de Transilvania y el perrito muere de pulmonía, y arrollado por un tranvía en una nevada noche de invierno, solitario, con una reunión de violinistas que tocan música triste y se congela hasta que a los tres días lo despegan con una pala y lo arrojan a la basura. Por su puesto esto te hará sentir miserable pero te hará mejor persona, o quien sabe.

Horacio

O también llamado por sus amigos y enemigos, Horacio de peluche y Horacio el terrible, fue uno de los más influyentes papanatas a lo que a la Crítica Literariase refiere. Hizo un libro completo sobre como ser poeta y no escribano, un Best-Seller de la Época, 30 libros vendidos en su primer año (cabe recordar que no había tanta gente y que la que había prefería comer a comprar hojas que no entendían). Aquí el poeta y crítico elabora una serie de consejos para aquellos que quieran llevar el desgastante y humillante oficio de escribir poesía y puesto que la poesía erótica aún no era inventada por Salomón, era muy aburrido.

Además de lo que Aristóteles había dicho ya, éste propone otras categorías igual o aún menos interesantes.


  • Entre otras de menor importancia que son que si un personaje es feo, debe comportarse como feo, y si es torpe, debe formar parte de una Boy Band.
    Unidad
    . – Si ya iniciaste algo no lo dejes, no seas perezoso ni vago, y si lo estás haciendo de una forma sigue así, no sea que crean que eres un retrazado mental –. Con estas palabras Horacio señalaba que cuando se hace una obra en verso siempre tiene que ser en verso para no romper la armonía y no molestar a los de por sí furiosos lectores con cambios tan repentinos, a ellos les gusta su vida monótona, tú no eres nadie para cambiarla, así que si quieres meter verso, con prosa, quintentos con decasílabos, mejor busca trabajo como publicista y deja el arte en paz.
  • Imitación. O sea, copiar los modelos clásicos. Así si quieres utilizar a Aquiles para un papel, no lo presentes con defectos, además de su talón por supuesto, medroso o feo. Si por alguna razón utilizas un personaje fuera de su contexto pues está mal hecho y tu obra nunca perdurará por los siglos de los siglos por ser un apóstata que acuesta a Helena de Troya con el Rey David, aunque parece divertido no hay que hacerlo.
  • Consideración al público. Siempre se debe pensar en quien esté leyendo u observando porque son ellos quienes te van a dar para comer y para comprar tu vino con el que podrás inspirarte para escribir tus asquerosas hermosas obras. Siempre dales lo que quieran ver, y lo que quieren ver es invariablemente sexo, violencia, sexo, traición y sexo. En tus representaciones trata de poner cuando menos una escena sexual, si la obra es familiar, que sea implícita, con símbolos como salchichas dentro de un pan o como se enfunda y desenfunda, enfunda y desenfunda rítmicamente una espada.

Lope de Vega

Corpus, a su sumamente envidiable originalidad para los títulos, se le suman la propuesta de categorías estéticas para apreciar verdaderamente su literatura:


  • Imitación
    . De nuevo, pero ahora ni de la naturaleza ni de los clásicos, sino de algo más patético, la sociedad, según él no se debía hacer nada más que lo que uno sabía de las personas que conviven con uno, que si se ve un viejito en la calle vendiendo favores sexuales para alimentarse, de eso hay que hacer la obra, aunque tratando de informarse y tomar experiencia propia (como pagar al anciano por un baile erótico y luego redactarlo con goce de conocimiento) y otras calamidades que sólo los autores realistas tomaron en cuenta.
  • Consideración al público. A diferencia de Horacio, Lope recomienda no tocarle los huevos a los lectores, quienes no van a leer 500 páginas para que en la 501 se desenvuelva lo importante, o quizá ni siquiera sea importante y los lectores terminarán muy decepcionados y harán campamento fuera de la casa del autor para empalarlo en cuanto salga. Tampoco se debe exprimir tanto la enajenación enferma de ellos, si ya hiciste un libro sobre que Jesús tuvo ochocientos hijos que 600 vírgenes, no saques 200 libros al respecto que cansa.

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